El reciente paquete legislativo ‘ómnibus’ adoptado por la Comisión Europea y aprobado por el Consejo Europeo ha generado un revuelo en el ámbito de la sostenibilidad empresarial. Este nuevo marco no solo simplifica la legislación existente, sino que también redefine el alcance de la Directiva sobre información corporativa en materia de sostenibilidad (CSRD).
En un mundo donde la sostenibilidad es más que una tendencia, este cambio puede tener profundas implicaciones para la manera en que las empresas informan y actúan en este campo.
¿Qué implica el nuevo marco legislativo?
Con este cambio, un asombroso 99% de las empresas se liberarán de la obligación de reportar sus prácticas de sostenibilidad. Sí, lo has leído bien. Las pequeñas y medianas empresas (PYMES) quedan excluidas, dejando solo a aquellas con más de 1.000 empleados o con un volumen de negocio que supere los 50 millones de euros en el punto de mira de estas nuevas normativas. Esto significa que el calendario de aplicación se aplaza hasta 2028 para estas grandes empresas, lo que les da un respiro, pero también plantea preguntas sobre cómo afectará esto a las prácticas sostenibles en el mercado.
Una oportunidad para repensar modelos de negocio
Durante el III Congreso Catalán de Sostenibilidad, se dejó claro que la simplificación normativa no debería interpretarse como un retroceso en la búsqueda de la sostenibilidad. Recuerdo cuando, en una charla similar hace unos años, se discutía si el cumplimiento normativo era suficiente o si las empresas deberían ir más allá. Este nuevo contexto legislativo, lejos de ser solo una carga, se presenta como una oportunidad dorada para que las empresas reconsideren cómo integran la sostenibilidad en su plan estratégico. ¿Realmente es solo cumplir con la normativa o hay algo más valioso en juego?
El delicado equilibrio entre reducción de carga y regulación
Expertos como Carlos Puig de Travy, decano del Colegio de Economistas de Cataluña, enfatizan que la simplificación administrativa es crucial para la competitividad. Pero, ¿qué pasa con la sostenibilidad? Las entidades colegiales alertan sobre la necesidad de encontrar un equilibrio entre la reducción de cargas administrativas—que podría ser del 25-35%—y la regulación adecuada en materia de sostenibilidad, especialmente para las PYMES. Es un dilema fascinante, y la respuesta puede ser la clave para el futuro de muchas empresas.
La verificación como un pilar de confianza
La verificación de la información sobre sostenibilidad es un componente crítico que respalda la confianza de la sociedad. Joan Vall, presidente del Colegio de Censores Jurados de Cuentas de Cataluña, lo subraya: la capacidad del sector para seguir preparando a los profesionales para verificar estos informes es esencial. Pero, ¿estamos realmente preparados para esto? La menor burocracia no debería caer en un abismo de calidad de la información no financiera reportada. La transparencia es más crucial que nunca, y la responsabilidad recae en quienes verifican.
Adaptación en tiempos de cambio
Los cambios normativos exigirán una adaptación significativa en los procesos y herramientas de las empresas. Es un proceso que requiere tiempo, recursos y el conocimiento adecuado para interpretar y aplicar correctamente las nuevas normativas. Aquí es donde muchos se preguntan: ¿será este un desafío o una oportunidad? La menor burocracia no puede llevar a una disminución en la calidad de la información. Sin embargo, la importancia de los responsables de verificación en este nuevo panorama no puede ser subestimada. En mi opinión, su papel se convierte en un garante de la transparencia que las empresas necesitan para ganar la confianza del público.
Mirando hacia adelante
Las proyecciones de analistas como Jefferies, que otorgan un precio objetivo de 20,8 euros a las acciones de Redeia, reflejan un potencial significativo de crecimiento. Este tipo de análisis, junto con el cambio normativo, abre un abanico de posibilidades para las empresas que saben adaptarse. Y, por supuesto, el banco francés Distingo que ofrece una rentabilidad destacada en cuentas de ahorro, también es un ejemplo de cómo las empresas pueden beneficiarse en este entorno cambiante.
Así que aquí estamos, en un punto de inflexión. La nueva legislación de sostenibilidad puede parecer un obstáculo, pero en el fondo, puede ser una brújula que dirige a las empresas hacia un futuro más sostenible y responsable. ¿Estás listo para el cambio?