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El auge de los autónomos societarios en un contexto incierto

En los últimos años, se ha observado un notable cambio en el perfil de los trabajadores autónomos en España. Tres de cada cuatro nuevos autónomos que se han dado de alta en el régimen especial buscan proteger su patrimonio mediante la constitución de una sociedad.

Este fenómeno se ha intensificado debido a la incertidumbre económica, exacerbada por la pandemia, lo que ha llevado a muchos a replantearse la forma jurídica bajo la cual emprender.

La búsqueda de protección patrimonial

La creciente tendencia hacia el autoempleo ha coincidido con un cambio de mentalidad entre quienes deciden iniciar su propio negocio. Los nuevos autónomos, en su mayoría, están optando por la figura del autónomo societario, que les brinda la posibilidad de limitar su responsabilidad ante eventuales deudas. Según datos de la Seguridad Social, de los 121.953 nuevos trabajadores autónomos registrados entre 2021 y 2025, un 73% ha elegido constituirse como autónomos societarios, lo que refleja un aumento del 8,5% en este tipo de afiliaciones comparado con un modesto 1,3% en el caso de los autónomos persona física.

Ventajas y desventajas del autónomo societario

Una de las principales ventajas de optar por la figura del autónomo societario es que este tipo de trabajador no responde con su patrimonio personal ante las deudas de la empresa, a diferencia de lo que ocurre con los autónomos persona física. Este aspecto es especialmente relevante en un contexto económico incierto, donde los riesgos de quiebra son más evidentes. Sin embargo, también existen desventajas, como una cuota mínima de cotización más elevada, que para los autónomos societarios se sitúa en 314 euros al mes, mientras que para los autónomos persona física puede ser significativamente más baja, dependiendo de sus ingresos.

El impacto de la cotización por ingresos reales

Desde 2023, la nueva normativa de cotización por ingresos reales ha cambiado la forma en que los autónomos persona física aportan a la seguridad social. Esta normativa establece un sistema de tramos basado en los rendimientos netos, lo que permite a los autónomos pagar una cuota más ajustada a su situación económica. Sin embargo, los autónomos societarios deben enfrentarse a una base mínima de cotización que resulta más alta y que puede representar un desafío para aquellos que están comenzando. A pesar de esto, muchos siguen eligiendo esta figura por las garantías que ofrece frente a la responsabilidad personal.

Un cambio cultural en el emprendimiento

El fenómeno de los autónomos societarios no solo se debe a la búsqueda de protección patrimonial, sino que también refleja un cambio cultural y generacional en el ámbito del emprendimiento. Los nuevos emprendedores ya no se limitan a buscar autoempleo, sino que aspiran a construir proyectos empresariales sostenibles y de largo recorrido. En muchos sectores, ser una sociedad se ha convertido en una necesidad del mercado, ofreciendo ventajas competitivas que pueden ser decisivas. Así, la figura societaria no solo protege a los emprendedores, sino que les permite contratar, invertir y crecer en un entorno empresarial cada vez más exigente.

La situación en diferentes comunidades autónomas

Aunque la tendencia hacia la constitución de sociedades está en aumento, es interesante observar que el País Vasco es la única comunidad autónoma donde la proporción de autónomos societarios (50,2%) supera a la de autónomos persona física (44,7%). Esto podría reflejar particularidades culturales y económicas que fomentan este tipo de emprendimiento, lo que podría ser digno de análisis en el futuro.

Perspectivas futuras

En resumen, la figura del autónomo societario ha cobrado un protagonismo significativo en el panorama empresarial español, especialmente en un contexto marcado por la incertidumbre económica. La búsqueda de protección patrimonial y la evolución cultural en el emprendimiento son factores que están redefiniendo la manera en que las personas abordan el autoempleo. A medida que más profesionales optan por esta forma jurídica, es probable que sigamos viendo un crecimiento en la creación de sociedades en los próximos años, lo que podría transformar aún más el paisaje del trabajo autónomo en España.