El sector financiero está en constante evolución, y recientemente se ha hablado mucho sobre los productos de doble clase de acciones. Estos productos están diseñados para ofrecer a los inversores la posibilidad de maximizar sus beneficios fiscales, al tiempo que aprovechan las ventajas de los fondos cotizados en bolsa (ETFs).
Un reciente estudio de la consultora Cerulli, en colaboración con Nicsa, destaca cómo esta nueva modalidad podría transformar la forma en que los gestores de activos piensan sobre sus inversiones y la gestión de capital.
El crecimiento de los ETFs y la necesidad de adaptarse
El auge de los ETFs ha sido notable, con un crecimiento impresionante que alcanzó los 10.000 millones de dólares en activos en 2024. Esta tendencia ha llevado a los gestores de activos a buscar maneras de ofrecer productos que no solo sean atractivos, sino que también proporcionen eficiencia fiscal. Los fondos de inversión tradicionales, por otro lado, han experimentado salidas significativas, lo que indica que los inversores están buscando alternativas más eficientes. En este contexto, la introducción de los productos de doble clase de acciones parece ser una respuesta natural a la demanda del mercado.
Ventajas de los productos de doble clase de acciones
Los productos de doble clase de acciones permiten a los inversores disfrutar de lo mejor de ambos mundos. Según Chris Swansey, director asociado de Cerulli, estos productos ofrecen a los inversores la flexibilidad de elegir la estructura que mejor se adapte a sus necesidades, ya sea un ETF que proporciona eficiencia fiscal o un fondo de inversión que ofrece seguridad en el valor liquidativo. Esta dualidad puede atraer a un amplio espectro de inversores, desde los más conservadores hasta los que buscan maximizar sus rendimientos.
Desafíos y consideraciones operativas
A pesar de las oportunidades que presentan, la implementación de productos de doble clase de acciones no estará exenta de desafíos. El estudio de Cerulli menciona varios obstáculos, como la necesidad de cumplir con regulaciones específicas y la complejidad del mecanismo de canje para convertir activos de fondos de inversión en ETFs. Estos aspectos operativos pueden resultar costosos y requerir una inversión significativa en infraestructura, lo que podría limitar la velocidad con la que estos productos se introducirán en el mercado.
Mirando hacia el futuro
Los gestores de activos están mostrando un creciente interés en lanzar productos de doble clase de acciones, pero se espera que el despliegue inicial sea gradual. Las empresas que decidan entrar en este nuevo terreno deberán ser estratégicas, considerando lo que buscan los asesores y intermediarios. A largo plazo, se anticipa que estos productos proporcionen a los inversores opciones de exposición activa que sean fiscalmente eficientes y de menor costo, lo que podría cambiar la forma en que se gestionan los activos en el futuro.
Conclusiones sobre el impacto en el sector financiero
El desarrollo de productos de doble clase de acciones está generando un debate interesante en la comunidad financiera. Aunque aún queda camino por recorrer, las implicaciones para la gestión de activos son significativas. Los gestores deberán ser selectivos a la hora de elegir qué productos ofrecer, ya que el éxito dependerá de su capacidad para adaptarse a las necesidades cambiantes de los inversores y de las condiciones del mercado. En definitiva, este nuevo enfoque podría marcar un hito en la evolución de las finanzas y en la forma en que se estructuran los productos de inversión.