Geovanna estaba en casa la noche del lunes, viendo la transmisión en vivo de su hermano Jordy desde una protesta en el centro de Austin. Aunque sentía orgullo por él, también estaba preocupada. La marcha, que comenzaba en el Capitolio de Texas y recorría la Avenida Congress, se realizaba en solidaridad con las protestas en Los Ángeles contra las redadas de inmigración.
Jordy, un ciudadano estadounidense, se unía a cientos de personas, mientras que Geovanna, que no tiene estatus migratorio legal, temía por su seguridad al asistir a estas manifestaciones.
Sentimientos encontrados en tiempos de protesta
Geovanna ha participado en protestas antes, pero ahora la situación ha cambiado drásticamente. “Amo Austin porque siento que es una ciudad que protege a su gente”, comentó. Sin embargo, desde que asumió el nuevo presidente, siente que la comunidad latina, y en especial la comunidad inmigrante, está bajo ataque. Este cambio en la atmósfera ha afectado su sentido de seguridad, lo que la ha llevado a evitar salir a protestar.
Jordy, por otro lado, siente la necesidad de alzar la voz. Como uno de los pocos hermanos nacidos en Estados Unidos, la conexión con su comunidad es fuerte. En la protesta, se sintió acompañado al ver carteles que decían: “Lo hago por mis padres, por mi familia”. Esta expresión de unidad y compromiso resonó profundamente en él.
Voces de la comunidad inmigrante
Rosario, una amiga de la familia que ha vivido en Austin durante más de 20 años, también observaba la protesta en línea. Ella cruzó la frontera sin visa y ha visto cómo la administración Trump ha impactado a su comunidad: los niños temen ir a la escuela, las personas evitan salir de casa y hasta las celebraciones, como bodas, se cancelan por miedo a las redadas de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). “Los que salen a protestar lo hacen con todo su corazón”, dijo Rosario en español, reconociendo el sacrificio y la valentía de aquellos que defienden los derechos de los inmigrantes.
El impacto de las redadas en la comunidad
Los efectos de la aplicación de las leyes de inmigración han sido devastadores. A menudo, las familias se sienten atrapadas y vulnerables, especialmente después de que se reportaron detenciones durante fiestas, como ocurrió el mes pasado en un cumpleaños en Dripping Springs, donde 47 personas fueron arrestadas. La comunidad se siente cada vez más aislada y temerosa, lo que a su vez afecta su capacidad para celebrar sus tradiciones y vivir con normalidad.
La dualidad de la protesta
A medida que Geovanna seguía la protesta en línea, su preocupación por la seguridad de su hermano aumentaba. Aunque Jordy es ciudadano, la percepción de su identidad racial lo coloca en riesgo. “Soy marrón”, enfatizó, señalando que la discriminación no se detiene en los papeles legales. Esta realidad se convierte en un factor que complica la lucha por los derechos, ya que la comunidad enfrenta no solo la amenaza de deportación, sino también la violencia y el racismo.
Frustraciones en medio de la lucha
Jordy se siente frustrado por la atención que reciben las detenciones, pues considera que el verdadero mensaje de las manifestaciones a veces se pierde. “No es solo contra ICE, estamos defendiendo nuestros valores y nuestra moral”, explicó. Esta lucha por la dignidad y la justicia se convierte en el núcleo de las protestas, donde se busca no solo visibilizar la problemática, sino también fortalecer la comunidad.
Apoyo y solidaridad en tiempos difíciles
La Federación Americana de Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales de Texas emitió un comunicado en apoyo a la comunidad inmigrante, reafirmando el derecho de los texanos a reunirse y protestar pacíficamente. Esta solidaridad es un rayo de esperanza para Geovanna, quien se siente conmovida al ver a tantas personas de diferentes orígenes unirse en la lucha. “El hecho de que personas blancas y privilegiadas salgan a hablar por nosotros me da un poco de esperanza”, concluyó, reafirmando que no todos desean ver a los inmigrantes fuera de Estados Unidos.