Las últimas revisiones del Instituto Nacional de Estadística (INE) indican un ajuste al alza en las tasas de crecimiento económico de España. Se prevé que el PIB para 2024 crezca un 3.5%, cifra que supera en tres décimas las estimaciones anteriores.
Este incremento no solo mejora la perspectiva económica actual, sino que también establece un escenario prometedor para 2025.
Aunque el conocido adagio de inversión sostiene que el rendimiento pasado no indica resultados futuros, es fundamental reconocer el efecto arrastre que conecta el crecimiento anterior con las proyecciones actuales. Este legado estadístico desempeña un papel significativo en la trayectoria de la economía española, donde el crecimiento de un año a menudo alimenta las expectativas del siguiente.
El Rol de las Revisiones de Cuentas Nacionales
Los ajustes frecuentes en los datos contables nacionales suelen resultar en una tendencia ascendente. Desde la designación de Elena Manzanera como presidenta del INE en agosto de 2022, estas revisiones se han vuelto más pronunciadas. Por ejemplo, las recientes proyecciones macroeconómicas presentadas por el Ministro de Asuntos Económicos, Carlos Cuerpo, han ajustado la previsión del PIB para 2024 a un 2.7%, ligeramente superior a la estimación del Banco de España, que es del 2.6%.
El martes, el INE presentó su revisión habitual de cuentas nacionales, realizada en cooperación con el Banco de España. Esta revisión tiene importantes implicaciones, revelando que el PIB para 2024 ha sido incrementado a un 3.5%, superando los cálculos iniciales y señalando un notable crecimiento de más de 1.59 billones de euros. En contraste, el crecimiento de 2023 ha sido revisado a la baja, situándose en 2.5%, lo que resalta las fluctuaciones en el rendimiento económico.
Comprendiendo el Efecto Arrastre Estadístico
La cifra de PIB ajustada para 2024 afectará inherentemente las previsiones de crecimiento para 2025 a través del efecto arrastre estadístico. Según Cuerpo, la economía comenzará 2025 con un impulso de crecimiento esperado de aproximadamente 1.2 puntos porcentuales. Esto significa que los datos revisados de 2024 probablemente mejorarán las perspectivas de crecimiento para el año siguiente.
No obstante, surgen preguntas sobre si la economía española está realmente creciendo a las tasas reportadas o si este crecimiento es principalmente un reflejo de ajustes estadísticos de años anteriores. José García Montalvo, profesor de economía en la Universidad Pompeu Fabra, advierte que el creciente número de revisiones sugiere que las estadísticas oficiales podrían estar perdiendo fiabilidad.
Tendencias Económicas Anticipadas y Desafíos
A pesar de las previsiones optimistas, la realidad es que la economía española muestra signos de enfriamiento. El Banco de España ha advertido recientemente sobre una desaceleración gradual en las tasas de crecimiento, sugiriendo que el crecimiento del PIB futuro podría caer por debajo del 2% en 2026 y 2027. Los analistas de Funcas pronostican una tasa de crecimiento del 2% en 2026, que es significativamente más baja que las proyecciones para 2025.
Curiosamente, las cifras de PIB optimistas de la primera mitad del año, que muestran incrementos de 0.6% y 0.7% en los primeros y segundos trimestres respectivamente, pueden seguir embellendo las proyecciones para el resto de 2025. Esto es especialmente significativo, ya que la economía española parece estar prosperando en comparación con una eurozona debilitada, que enfrenta desafíos geopolíticos y económicos.
Factores Económicos Nacionales e Internacionales
Sin embargo, persisten nubes de incertidumbre en el horizonte. España enfrenta condiciones externas adversas, como el aumento de los precios de la energía y las tensiones comerciales en curso, que probablemente ejercerán presión a la baja sobre la economía. Internamente, problemas como la baja productividad en medio del aumento de los costos laborales representan desafíos adicionales. El optimismo proyectado por el gobierno no alcanza a todos los sectores, ya que muchas empresas y familias continúan experimentando tensiones económicas.
A pesar de que los ajustes estadísticos mejoran las previsiones macroeconómicas, no transforman las realidades económicas subyacentes que enfrenta la mayoría. El ingreso per cápita en España sigue siendo inferior a la media de la UE, y los salarios reales han mostrado pocas mejoras a lo largo de los años, contribuyendo a los desequilibrios estructurales que persisten en la economía.