Recientemente, Estados Unidos y Reino Unido han firmado un acuerdo comercial que podría cambiar las reglas del juego en varios sectores económicos. Este pacto surge en un contexto marcado por tensiones comerciales y busca beneficiar a industrias críticas como la automotriz, el acero, el aluminio y la agricultura.
A continuación, exploraremos los aspectos más relevantes de este acuerdo y cómo podrían repercutir en las economías de ambos países.
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Detalles del acuerdo comercial
Una de las principales características de este acuerdo es la reducción de los aranceles sobre el acero y el aluminio, que se disminuirán del 25% al 0%.
Este cambio es crucial, especialmente considerando que el sector del acero en el Reino Unido atraviesa dificultades significativas, incluida la reciente nacionalización de British Steel. Este movimiento ha salvado miles de empleos y tiene un impacto importante en la capacidad de producción del país.
Además, Washington también ha decidido reducir los aranceles sobre las importaciones de vehículos desde el Reino Unido, pasando del 27,5% al 10%. Esta medida beneficiará especialmente a Jaguar Land Rover, que ha expresado que el acuerdo otorga más certidumbre al sector.
Con una cuota de 100.000 vehículos, se espera que esta modificación cubra casi todas las exportaciones del Reino Unido a EE. UU., que el año pasado alcanzaron las 101.000 unidades.
Beneficios para el sector agrícola
El acuerdo también incluye medidas favorables para el sector agrícola.
Reino Unido planea eliminar los aranceles a las importaciones de etanol de EE. UU., un ingrediente clave en la producción de cerveza. Además, se ha acordado un acceso recíproco para la carne de res, donde los agricultores británicos tendrán acceso sin aranceles a 13.000 toneladas.
Sin embargo, se ha dejado claro que no se comprometerán los estándares de calidad de las importaciones.
A pesar de estos avances, hay temas aún pendientes que podrían ser discutidos en el futuro. Uno de ellos es el impuesto sobre servicios digitales, que se mantiene intacto y que representa un 2% para las empresas de tecnología. Ambos gobiernos han manifestado su intención de trabajar en un acuerdo de comercio digital que beneficie a las empresas de ambos lados del Atlántico.
Reacciones a nivel político y comercial
El primer ministro británico, Keir Starmer, ha calificado este acuerdo como «histórico», destacando que protege miles de empleos en sectores clave como la producción de vehículos y acero. Por su parte, el presidente de EE. UU., Donald Trump, ha definido el pacto como “una gran capa de seguridad económica” que abre nuevas oportunidades comerciales, especialmente para los agricultores y ganaderos estadounidenses, con un potencial de creación de oportunidades comerciales valoradas en 5.000 millones de dólares.
Ambos líderes han subrayado la importancia de este acuerdo en el contexto de las relaciones comerciales tras el Brexit, donde el Reino Unido busca establecer lazos más fuertes con EE. UU. al no ser parte de la Unión Europea. Sin embargo, Trump ha dejado claro que aunque se están haciendo concesiones, los aranceles globales del 10% se mantendrán, lo que podría limitar el alcance del acuerdo.
El panorama comercial entre EE. UU. y Reino Unido
El comercio entre ambos países ha sido significativo, alcanzando un total de 294.100 millones de libras en el último año. EE. UU. se ha consolidado como el principal socio comercial del Reino Unido, con un superávit en el comercio de bienes, aunque todavía existe un desequilibrio en el sector de servicios financieros a favor de Londres.
La inversión cruzada entre ambos países asciende a 1,5 billones de libras, generando aproximadamente 2,5 millones de empleos. En un contexto histórico donde ambos países han compartido una «relación especial» desde la Segunda Guerra Mundial, este acuerdo podría ser un paso crucial para fortalecer estos lazos en un mundo cada vez más fragmentado y lleno de desafíos.