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La herencia de Arthur Miller y la realidad actual
Han transcurrido dos décadas desde la muerte de Arthur Miller, un autor célebre por sus visiones marxistas y sus icónicas gafas. Su legado resuena, sobre todo, en la izquierda española, que parece decidida a cuestionar el sueño americano.
Este ideal sostiene que cualquier persona, sin importar su origen, puede alcanzar la grandeza mediante esfuerzo, talento y una pizca de suerte. En su obra La muerte de un viajante, Miller retrató una realidad desoladora, argumentando que el sistema capitalista a menudo engaña a los individuos, llevándolos a perseguir sueños que quizás no conducen al éxito.
Aún han pasado 75 años desde la publicación de la obra de Miller, y la búsqueda del éxito persiste. En este contexto, el protagonista es Julen Bollain, un activista de inclinaciones izquierdistas que se presenta como analista económico. Con un doctorado en Estudios de Desarrollo por la Universidad Mondragón, critica, con cierta soberbia, a los tres millones de trabajadores autónomos en España.
Según Bollain, un menor número de freelancers podría traducirse en empleos más estables y en una reducción de la precariedad laboral. Se atreve incluso a afirmar que el concepto de trabajo digno no puede medirse por la cantidad de autónomos en el país.
Crítica a los trabajadores autónomos
Este razonamiento plantea interrogantes, sobre todo porque parece que la izquierda ha desviado su atención de apoyar a quienes buscan la independencia laboral. Un personaje que ha surgido en este debate es Eduardo Garzón, un médico y hermano de un exministro, quien presenta datos que sugieren que las naciones más ricas tienden a tener menos trabajadores autónomos.
Sin embargo, su gráfico no logra respaldar efectivamente esta afirmación. Por ejemplo, Corea del Sur presenta una tasa de autoempleo del 25%, mientras que España se encuentra en un 16%. Aun así, el PIB per cápita de Corea del Sur supera al de España en casi un 20%.
Tendencias similares se pueden observar en Italia.
Análisis de los datos
La referencia de Garzón a Estados Unidos, la nación capitalista por excelencia, donde solo alrededor del 6% de la fuerza laboral es autónoma, invita a una reflexión más profunda. Este dato no sugiere una falta de emprendimiento; de hecho, muchos operan bajo el paraguas de empresas más grandes. La verdadera interrogante es qué motivos subyacen al desdén de Julen y Eduardo hacia los trabajadores autónomos. ¿Acaso están imaginando pequeñas explotaciones agrícolas, taxistas o negocios locales que alguna vez fueron considerados modelos de vida sostenible?
El paradoja de la distribución de la riqueza
La riqueza en los países desarrollados no proviene de un número reducido de trabajadores autónomos, sino de la sólida presencia de grandes corporaciones. Paradójicamente, la izquierda a menudo manifiesta su desprecio hacia estas entidades. Basta recordar las críticas constantes que realizan al IBEX 35, el índice bursátil de referencia en España. Sin embargo, la realidad es más compleja que una simple dicotomía.
Si bien un aumento en el número de grandes empresas podría conllevar una disminución del autoempleo, la falta de estas compañías, sumada al desinterés de la izquierda por fomentar su desarrollo, sugiere que una reducción del autoempleo podría derivar en un aumento del desempleo y, en consecuencia, en una economía más empobrecida.
Implicaciones de la situación actual
Al rechazar tanto el autoempleo como a las grandes empresas, la izquierda parece pasar por alto un punto crucial: ninguno de estos grupos demográficos suele respaldar sus iniciativas. Los emprendedores, en particular, tienden a preferir un sistema que empodere sus esfuerzos, en lugar de uno que dependa del asistencialismo. Esta aversión hacia quienes inician sus propios negocios refleja un conflicto ideológico más amplio.
La actual estrategia para mejorar la economía de España no debería socavar el emprendimiento, sino que debe enfocarse en fortalecer las oportunidades educativas para que estos proyectos puedan prosperar. ¿Cómo podemos fomentar un entorno donde la innovación y la iniciativa sean la norma, y no la excepción?
La verdad detrás de las promesas políticas
Un problema subyacente en el discurso político es su naturaleza. Los políticos suelen prometer apoyo al público, pero la realidad es que, al buscar votos, a menudo recurren a declaraciones engañosas. La izquierda, que actualmente apoya al gobierno español, ha incurrido en esta práctica durante demasiado tiempo. Aseguran que todos merecen una vivienda asequible, mientras levantan barreras que dificultan la construcción, temerosos de que se pueda obtener beneficios en el proceso. Promueven el trabajo digno, pero rara vez asumen riesgos financieros para generar empleo.
Como observó Thomas Sowell, el concepto de codicia es subjetivo. Es complicado etiquetar a alguien como codicioso por querer conservar el dinero que ha ganado, mientras se sostiene que desear tomar de otros no es codicia. Esta mentalidad fomenta un ciclo que podría llevar a graves consecuencias socioeconómicas. Si esta forma de pensar continúa arraigándose, corremos el riesgo de crear un escenario donde cada vez menos personas tengan los medios para prosperar, como se evidencia en situaciones donde un lavaplatos en Arkansas se ve obligado a enviar dinero a su hermano ingeniero en Caracas.
Los trabajadores autónomos son muy conscientes de estas dinámicas, y es por eso que siguen persiguiendo el emprendimiento a pesar de los desafíos. Comprenden el valor de la independencia y la búsqueda de sus propias visiones, sin importar el clima político imperante.