La actividad de los cruceros en el puerto de Barcelona se ha convertido en un componente esencial de la economía catalana. Según un reciente estudio de la Universitat de Barcelona (UB), el impacto económico total de esta actividad alcanzó los 1.236 millones de euros en.
Esta cifra refleja no solo el gasto directo de los pasajeros, sino también los efectos indirectos e inducidos que benefician a diversas industrias dentro de la región.
El informe, elaborado en colaboración con la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA), destaca que, aunque los cruceristas solo representan el 4,5% de los visitantes en Barcelona, su contribución al fisco es considerable, aportando aproximadamente el 9,1% de los ingresos gestionados por el Ayuntamiento de la ciudad.
Esto subraya la importancia de este sector en la economía local.
Índice de contenido:
Contribución al PIB y empleo en Cataluña
El impacto de la actividad de cruceros se desglosa en varios aspectos económicos. En, se estima que la actividad generó 707 millones de euros al Producto Interno Bruto (PIB) de Cataluña y facilitó la creación de 9.511 puestos de trabajo en diversas áreas.
La ciudad de Barcelona concentró aproximadamente el 70% de este impacto, con una facturación que ascendió a 855 millones de euros.
Gasto de cruceristas y su impacto local
El gasto de los cruceristas es notable: cada pasajero genera en promedio 436 euros de facturación en Cataluña, de los cuales 249 euros contribuyen directamente al PIB.
Este gasto se distribuye en diversas áreas, desde el turismo hasta el comercio local, beneficiando a pequeños negocios y grandes empresas por igual.
La actividad de cruceros también se traduce en un impacto diario de aproximadamente 3,4 millones de euros, lo que pone de manifiesto el papel crucial que juegan los cruceros en la economía local.
En términos fiscales, la Generalitat de Cataluña recaudó 95 millones de euros en impuestos relacionados con esta actividad, lo que incluye el IRPF y el IVA.
Perfil de los cruceristas y su evolución
Un aspecto interesante del informe es la composición demográfica de los pasajeros.
Los cruceristas estadounidenses representan el 28,5% del total, y a pesar de las fluctuaciones geopolíticas y económicas, su interés por Barcelona se mantiene firme. Desde, la proporción de viajeros de EE. UU. ha crecido, lo que demuestra la creciente popularidad de la ciudad como destino turístico.
Cruceristas de puerto base y de tránsito
Es importante distinguir entre los cruceristas de puerto base, que embarcan y desembarcan en Barcelona, y los de tránsito, que simplemente hacen escala. Los primeros tienden a gastar más, especialmente si pasan la noche en la ciudad antes o después de su crucero. En contraste, los de tránsito, en su mayoría europeos, suelen gastar entre 46 y 75 euros por día.
La diversidad de perfiles de los cruceristas también resalta la importancia de la actividad para el crecimiento del turismo en Cataluña. Los cruceros no solo atraen a turistas, sino que también impulsan el desarrollo de infraestructuras y servicios, fortaleciendo la economía regional de formas que van más allá del ámbito turístico.
Un sector en crecimiento y sostenible
El sector de cruceros no solo genera ingresos, sino que también actúa como un catalizador para el desarrollo de sinergias en otros sectores, como la conectividad aérea y la logística. Las empresas locales de alimentación, por ejemplo, representan un 40% de los proveedores de las navieras, lo que demuestra cómo el turismo de cruceros puede beneficiar a diversas industrias.
Alfredo Serrano, director de CLIA en España, enfatiza que el 20% de la contribución económica total de los cruceros en el país proviene del puerto de Barcelona. Este hecho pone de relieve las externalidades positivas del sector, que incluye no solo el impacto directo sobre el turismo, sino también la capacidad de desestacionalizar el flujo turístico a lo largo del año.
En conclusión, la actividad de cruceros en Barcelona no solo es un motor económico vital, sino también un elemento que promueve el desarrollo sostenible y la diversificación de la economía de Cataluña, asegurando así que la ciudad continúe siendo un destino atractivo para los turistas de todo el mundo.
