Han pasado dos décadas desde que el destacado dramaturgo Arthur Miller nos dejó, pero sus reflexiones siguen resonando en los debates contemporáneos, especialmente entre la izquierda española. Miller, reconocido por sus perspectivas marxistas y sus distintivas gafas, se convirtió en un símbolo de éxito al conquistar el corazón de Marilyn Monroe.
Hoy, la izquierda parece decidida a desmantelar el Sueño Americano, esa idea de que cualquiera puede alcanzar la grandeza desde humildes comienzos gracias al esfuerzo, el talento y un poco de fortuna.
Su famosa obra, Muerte de un Vendedor, ofrece una crítica profunda al capitalismo, retratando a un emprendedor como víctima de un sistema que lo atrae a una aventura arriesgada sin apoyo.
El legado de esta narrativa sigue siendo relevante, como lo demuestra el reciente comentario de Julen Bollain, quien se ha posicionado como analista económico al criticar a los tres millones de autónomos en España.
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Críticas actuales de la izquierda al autoempleo
Bollain sostiene que reducir el número de trabajadores autónomos generaría más oportunidades de empleo estables y aliviaría la precariedad oculta tras el concepto de emprendimiento. Afirmó sin titubear: «El trabajo digno no debería medirse por la cantidad de autónomos.» Esta perspectiva genera inquietudes, especialmente porque parece socavar a quienes la izquierda ha defendido históricamente.
Otro personaje notable en esta discusión es Eduardo Garzón, quien, al igual que su hermano—el exministro—, ha compartido un gráfico que indica que los países más ricos suelen tener menos trabajadores autónomos. Sin embargo, esta afirmación es engañosa; en Corea del Sur, casi el 25% de la fuerza laboral es autónoma, en comparación con solo el 16% en España, a pesar de que Corea del Sur disfruta de un PIB per cápita aproximadamente un 20% superior al de España.
Entendiendo el panorama emprendedor
En el contexto de los Estados Unidos, a menudo visto como el epítome del capitalismo, poco más del 6% de la fuerza laboral se identifica como autónoma. Esta estadística no sugiere una falta de espíritu emprendedor; más bien, refleja un panorama donde muchos emprendedores operan a través de empresas establecidas.
El desdén de la izquierda se extiende no solo al autoempleo, sino también a las grandes corporaciones, lo que plantea interrogantes sobre su verdadera postura respecto al crecimiento económico.
Esto nos lleva a una consideración importante: ¿las críticas al autoempleo están realmente dirigidas a mejorar las condiciones laborales o surgen de una oposición ideológica más amplia a cualquier forma de emprendimiento fuera del control estatal?
Las implicaciones del sentimiento anti-emprendedor
Si figuras de la izquierda como Bollain y Garzón están descontentas tanto con los autónomos como con las grandes corporaciones, surge la pregunta: ¿cuál es su visión para la mejora económica? La realidad es que eliminar a los trabajadores autónomos probablemente conduciría a un aumento del desempleo y a la estancación económica. Los trabajadores autónomos son, a menudo, la columna vertebral de las economías locales, y sus contribuciones no pueden ser pasadas por alto.
Además, la izquierda suele promover una narrativa que sugiere que las personas tienen derecho a una vivienda o empleo digno, pero al mismo tiempo levanta barreras que dificultan alcanzar estas condiciones. Por ejemplo, abogan por el derecho a una vivienda asequible mientras imponen restricciones que obstaculizan los esfuerzos de construcción, temiendo que se genere ganancia en el proceso.
La verdad detrás de la retórica
Parafraseando a Thomas Sowell, el término avaricia es ambiguo. Resulta complicado etiquetar a una persona como avara por querer conservar la riqueza que ha ganado, mientras se condena a otro por buscar apoderarse de ella. Esta contradicción genera una dinámica preocupante donde, si no se controla, podríamos ver un escenario en el que un pequeño número de personas posee la mayoría de la riqueza, mientras que otros quedan desprovistos.
Esta ideología promovida por figuras como Bollain y Garzón contribuye a la empobrecimiento social. Existen historias de personas en Arkansas enviando dinero a familiares en Caracas, ilustrando las marcadas disparidades económicas que existen. Los autónomos comprenden esta lucha, razón por la cual muchos eligen seguir caminos emprendedores.
Su famosa obra, Muerte de un Vendedor, ofrece una crítica profunda al capitalismo, retratando a un emprendedor como víctima de un sistema que lo atrae a una aventura arriesgada sin apoyo. El legado de esta narrativa sigue siendo relevante, como lo demuestra el reciente comentario de Julen Bollain, quien se ha posicionado como analista económico al criticar a los tres millones de autónomos en España.0