Subida de impuestos en el Reino Unido: la respuesta al déficit fiscal

El Gobierno del Reino Unido se encuentra en una encrucijada crítica. ¿Te imaginas que se necesite un aumento de impuestos de al menos 20.000 millones de libras en el próximo otoño? Esto es precisamente lo que prevén los analistas.

Esta medida, en teoría, busca compensar un déficit fiscal que ha crecido por un crecimiento económico raquítico y la incapacidad del Gobierno para aplicar recortes de gasto. A medida que se exploran diferentes opciones impositivas, que podrían afectar a la riqueza, el capital, las sociedades y la banca, también se plantea la posibilidad de romper la promesa electoral de no aumentar impuestos que impacten a la clase trabajadora.

La situación económica actual

La economía británica atraviesa un momento delicado. Según los economistas, se espera que el crecimiento no supere el 1%, lo que ha llevado al Gobierno a replantearse su enfoque fiscal. La Oficina para la Responsabilidad Presupuestaria (OBR) ha emitido un informe contundente, señalando que el déficit del 5,7% a finales de 2024 es uno de los más altos dentro de la OCDE.

Además, la deuda pública se sitúa en un alarmante 94% del PIB, lo que representa un desafío considerable para la gestión fiscal.

Las lágrimas de Rachel Reeves, titular de Hacienda, durante una reciente sesión parlamentaria, simbolizan la presión que enfrenta el Gobierno.

Y, como si esto no fuera suficiente, la necesidad de aumentar el gasto militar y las pensiones añade más presión sobre las finanzas públicas. El servicio de la deuda, que se espera que cueste 105.000 millones de libras en el ejercicio 2024-25, sigue siendo una carga pesada para las arcas estatales.

Las propuestas fiscales en el horizonte

Ante este panorama, el Ejecutivo británico está considerando diversas medidas para incrementar sus ingresos. Una de las propuestas más debatidas es la implementación de un impuesto del 2% sobre la riqueza para aquellos con activos superiores a 10 millones de libras.

Esta idea proviene del ala izquierda del partido, que la considera más equitativa que los recortes en gasto social. Sin embargo, expertos como el director del Instituto de Estudios Fiscales, Paul Johnson, advierten que es complicado recaudar fondos de esta manera, dada la dificultad de rastrear los activos de los más ricos.

Otras opciones incluyen la congelación de los tramos del IRPF durante dos años, lo que podría generar ingresos significativos. Pero, ¿realmente esto no podría resultar en un aumento de la carga fiscal para muchos contribuyentes? También se está considerando un ajuste en las desgravaciones fiscales sobre pensiones, que actualmente representan una suma considerable de ingresos no recaudados para el Estado.

El camino a seguir para el Gobierno británico

El Gobierno ha enfatizado su compromiso con la estabilidad económica y las normas fiscales. Sin embargo, la cruda realidad es que, sin un crecimiento económico significativo, la única vía viable parece ser la subida de impuestos. Con el gasto social en aumento y la presión para no afectar los grandes impuestos que sostienen el presupuesto, la tarea que enfrenta Rachel Reeves es monumental.

El discurso anual de la ministra de Economía en Mansion House se perfila como un momento crucial para delinear las futuras medidas económicas y buscar el respaldo de la comunidad financiera. No obstante, la falta de crecimiento y el compromiso de no incrementar el déficit presentan un desafío monumental. Y, mientras el tiempo corre en contra del Gobierno, la necesidad de soluciones efectivas se vuelve cada vez más apremiante en un contexto donde la economía británica parece estar estancada. ¿Qué medidas tomarán para salir de esta encrucijada?

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