Un cisne negro es un evento que se caracteriza por su extrema rareza y su impacto severo. El término fue acuñado por primera vez por Nassim Nicholas Taleb, un escritor que también es profesor de finanzas y ex comerciante de Wall Street.
En su libro de 2007, Taleb habla sobre la idea de un evento de cisne negro: un evento que es imposible de predecir pero que tiene consecuencias catastróficas. Según él, estos eventos son extremadamente raros e impredecibles, por lo que es importante que las personas siempre esperen sus posibilidades y planifiquen en consecuencia.
Un cisne negro, según Taleb, es un evento que es tan poco común que incluso se desconoce la probabilidad de que ocurra. Hay tres componentes principales del incidente:
Cuando sucede, tiene consecuencias desastrosas.
Solo se puede explicar en retrospectiva.
Los observadores están ansiosos por explicarlo después de su ocurrencia y especular sobre cómo podría haberse predicho antes de que sucediera.
La teoría del cisne negro, también conocida como la teoría de los eventos del cisne negro, se puede vincular directamente a una frase latina utilizada por el poeta romano Juvenal en el siglo II, cuando caracterizó algo como un «evento del cisne negro» como «in terris nigroque».
simillima cygno rara avis ”
Esta frase en latín significa «un pájaro inusual en las tierras que se parece mucho a un cisne negro». Antes se suponía que los cisnes negros no existían cuando se acuñó este proverbio.
La ocurrencia de un cisne negro en los mercados financieros (y de criptomonedas) es muy desfavorable, lo que resulta en una gran devastación y consecuencias famosas e impredecibles.
La crisis financiera global de 2008, que fue causada por la inesperada y catastrófica caída de lo que antes había sido un floreciente mercado inmobiliario, es el ejemplo más famoso de un cisne negro en el mundo de las finanzas.
Los prestamistas en los Estados Unidos habían relajado drásticamente sus requisitos de elegibilidad para hipotecas, principalmente como consecuencia de la presión del gobierno federal. Las personas con mal crédito o sin él fueron aceptadas para hipotecas sobre propiedades que estaban, para decirlo sin rodeos, muy por encima de sus posibilidades financieras.
Las hipotecas de alto riesgo pronto se convirtieron en una burbuja grande e hinchada que estaba a punto de estallar. Los gigantes de los préstamos, como Lehman Brothers, comenzaron a desmoronarse y fallar a medida que pasaban las fechas de pago y las hipotecas comenzaron a fallar en masa.
El gobierno de EE. UU. Se vio obligado a autorizar el Programa de Alivio de Activos en Problemas (TARP), un programa de aproximadamente $ 1 billón destinado a rescatar a los grandes bancos y restaurar la liquidez en la economía. Para evitar que se repitiera la crisis de 2008, los gobiernos de todo el mundo endurecieron las leyes para las instituciones financieras, lo que les dificultó asumir ciertos tipos (y montos) de deuda.
En la actualidad, el mundo está experimentando y recuperándose de uno de los ejemplos más espectaculares de la aparición de un cisne negro. El nuevo coronavirus, también conocido como COVID-19, satisface todos los requisitos de Taleb para este evento. La pandemia golpeó sin previo aviso y rápidamente se hizo evidente que ningún país estaba equipado para hacerle frente. Todos los días, aprendimos (seguimos aprendiendo) un poco más sobre los impactos devastadores de la pandemia mundial, que incluyen tasas de desempleo récord, caídas de la bolsa de valores, número de muertes cada vez mayor, etc.
Nadie sabe cuándo ocurre un cisne negro, al igual que muchas personas no pueden predecir ver un cisne negro entre una bandada de cisnes blancos.
