Durante décadas, la inteligencia artificial (IA) fue considerada principalmente un fenómeno de nicho, enfocada en mejorar la productividad y la inversión en tecnología. Sin embargo, en 2025, esta percepción ha cambiado radicalmente, consolidando a la IA como una fuerza macroeconómica que influye en diversos aspectos de la economía.
Un informe reciente del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) revela que la IA ha dejado de ser exclusiva de ciertos sectores. Ahora posee un carácter estructural y transversal que impacta significativamente en el crecimiento económico, las decisiones de política económica y la dinámica de precios.
La IA como motor de cambio en la economía
Uno de los hallazgos más sorprendentes es la relación entre la IA y el crecimiento del PIB de Estados Unidos. Según el IIF, gran parte de este crecimiento se debe a la inversión en software, equipos informáticos y activos relacionados con el desarrollo de modelos avanzados de procesamiento de datos.
Este fenómeno ha generado dos desviaciones significativas respecto a patrones históricos, indicando que la IA está redefiniendo nuestra comprensión del progreso económico.
Un cambio en la arquitectura analítica
El informe del IIF señala que el impacto de la IA ha superado su marco analítico anterior. Esto ha propiciado la creación de una nueva plataforma de seguimiento, el Global Disruption Monitor, que estudia las interacciones entre la IA, tecnologías emergentes y la digitalización. La adopción de la inteligencia artificial no solo afecta a la productividad, sino que también modifica cómo las instituciones analizan y miden el crecimiento.
Interconexiones económicas impulsadas por la IA
La IA actúa como un vector que conecta diversos elementos económicos. Este fenómeno se manifiesta en la interacción con políticas arancelarias, tensiones cambiarias y la resiliencia de los mercados emergentes. Así, su impacto varía según la intensidad de su adopción en distintas industrias y regiones. En algunos contextos, la IA se ve como un mecanismo estabilizador, mientras que en otros puede ser desestabilizador.
Desafíos y oportunidades en el horizonte
El hecho de que la IA ya no se limite a ser una herramienta sectorial representa un desafío para las instituciones globales. Estas deben reevaluar sus métodos de análisis y previsión. La capacidad transformadora de la IA exige que analistas y responsables de políticas se adapten a este nuevo paradigma, que ha superado expectativas tradicionales y ha revelado la profunda interconexión de las dinámicas económicas actuales.
El informe del IIF destaca que la inteligencia artificial está redefiniendo las normas de la economía global, obligando a las instituciones a replantear no solo sus modelos de crecimiento, sino también su comprensión de cómo las tecnologías emergentes interactúan con la economía. La IA se ha convertido en un componente vital que no solo influye en la productividad, sino que altera las dinámicas de mercado y afecta la toma de decisiones a nivel macroeconómico.