En la República Dominicana, emprender se ha convertido en un camino hacia el éxito, pero también en una cuestión de supervivencia. En este contexto, las microfinanzas formales han surgido como una solución vital para los pequeños y microempresarios que buscan estabilidad y crecimiento.
Este fenómeno se refleja en historias como la de Josefina Martínez, quien decidió abrir un salón de belleza en el sector Palma Real del Distrito Nacional hace tres años. Su experiencia con un préstamo de alta tasa de interés, que calificó como un calvario, pone de manifiesto las dificultades que enfrentan muchos en este sector.
Josefina, de 34 años, comparte su experiencia sobre cómo, a través de una amiga, se acercó a un prestamista para financiar su emprendimiento. Sin embargo, el costo fue elevado: un 20% de interés y la exigencia de dejar un bien como garantía.
“Era un ciclo interminable de llamadas y presión”, confiesa. Este tipo de situaciones son habituales en barrios urbanos y comunidades rurales, donde los pequeños negocios luchan cada día, desde colmados hasta talleres improvisados.
Desafíos de la informalidad en el financiamiento
El relato de Josefina es solo una de las muchas historias que reflejan la realidad de los microemprendedores en nuestra región. Según Gonzalo Rodríguez, presidente del Consejo de Fundaciones Americanas de Desarrollo (Solidarios), el financiamiento informal se ha convertido en una trampa mortal para quienes intentan salir adelante. “Estos préstamos, carentes de regulación y con intereses exorbitantes, ahogan cualquier intento de avance”, afirma Rodríguez.
La situación se complica aún más en un entorno donde la inclusión financiera es esencial. Pavel Isa Contreras, director del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) en el país, subraya que “los microcréditos bien estructurados no solo permiten a los emprendedores invertir, sino que también fomentan empleos de calidad y mejoran la calidad de vida”. En este contexto, el objetivo no es simplemente proporcionar dinero, sino crear oportunidades reales de desarrollo.
El peso de las Mipymes en la economía
La importancia del sector de las medianas, pequeñas y microempresas (Mipymes) en la economía dominicana es indiscutible. Según datos del Banco Central, para finales de 2025, estas empresas superaron las 400,000, con un impresionante 94.2% clasificadas como microempresas, lo que equivale a aproximadamente 380,433 establecimientos. Este sector no solo representa el 98% del tejido empresarial del país, sino que también genera más del 61.6% del empleo nacional, creando más de tres millones de puestos de trabajo y contribuyendo con un 32% al Producto Interno Bruto (PIB).
Superando obstáculos y creando oportunidades
A pesar de su relevancia, el camino para estos emprendedores está lleno de desafíos. La falta de infraestructura, servicios básicos y seguridad en algunas zonas limita el potencial de crecimiento. Isa Contreras subraya que el acceso a financiamiento será efectivo solo si se acompaña de condiciones adecuadas. “Sin infraestructura y capacitación, el desarrollo de los microemprendimientos se ve severamente restringido”, enfatiza.
Premios que impulsan el emprendimiento
En este contexto, los Premios BCIE–Solidarios se han consolidado como una iniciativa fundamental para reconocer y fortalecer el tejido productivo. Más que un simple galardón, estos premios funcionan como una herramienta estratégica que prepara a los emprendedores para enfrentar los desafíos del mercado formal. El programa ofrece capacitación a los postulantes en áreas como la educación financiera, motivación y gestión empresarial, lo que garantiza un retorno positivo de las inversiones.
Desde su lanzamiento en 2025, más de 3,500 emprendedores han presentado sus candidaturas, y 306 han sido galardonados, incluyendo 18 en la última edición. En 2025, se recibieron 200 propuestas enfocadas en la inclusión financiera, abarcando diversas categorías como microempresas familiares y desarrollo agropecuario. ¿Cómo pueden estas iniciativas transformar realmente la vida de los emprendedores y sus comunidades? La respuesta radica en el apoyo constante y la formación adecuada que reciben.
Este esfuerzo cuenta con el respaldo de diversas instituciones, evidenciando que fortalecer las microfinanzas no es simplemente un acto de caridad, sino una estrategia efectiva para ampliar las oportunidades económicas. El BCIE tiene la mirada fija en expandir esta experiencia a otros países de Centroamérica, con el objetivo de replicar el éxito obtenido en distintos contextos.
Así, la inclusión financiera se presenta no solo como un objetivo, sino como un camino hacia un futuro más prometedor para los microemprendedores en la República Dominicana y más allá. ¿Te imaginas el impacto que esto podría tener en la vida de tantas personas?