En un mundo cada vez más digital, el Banco Central Europeo (BCE) está instando a los hogares a reflexionar sobre la necesidad de mantener efectivo a mano. Recientes acontecimientos, como el apagón que afectó a España el pasado abril, han puesto de relieve las vulnerabilidades de depender exclusivamente de los pagos electrónicos.
Durante este incidente, muchos se encontraron incapaces de realizar transacciones con tarjeta durante varias horas, lo que subraya la importancia de contar con moneda física disponible para emergencias.
Según los economistas Francesca Faella y Alejandro Zamora-Pérez, el BCE enfatiza el papel del efectivo como un componente esencial en la preparación ante crisis nacionales.
Sostienen que varios países, entre ellos Austria, Finlandia y los Países Bajos, abogan para que los hogares mantengan una reserva en efectivo suficiente para cubrir compras esenciales durante varios días.
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La razón detrás de las reservas de efectivo
La orientación del BCE se basa en una comprensión más amplia de cómo responden las personas durante crisis significativas. Situaciones como la crisis financiera global de 2008, la crisis de deuda soberana en Grecia y la pandemia de COVID-19 han visto un aumento notable en la demanda de efectivo por parte del público.
La reciente invasión de Ucrania por parte de Rusia ha exacerbado estos temores, llevando a muchos a retirar efectivo como precaución contra posibles ciberataques a infraestructuras digitales.
Contexto histórico de la demanda de efectivo
A lo largo de diversas crisis, la demanda de moneda física ha aumentado drásticamente.
El BCE informa que durante los eventos mencionados, las personas recurrieron cada vez más al efectivo como medio para garantizar su seguridad financiera. En su análisis, Faella y Zamora-Pérez destacan que el efectivo no solo sirve como un activo refugio, sino también como un instrumento de pago de emergencia cuando los sistemas digitales fallan.
A pesar de la creciente popularidad de los métodos de pago digitales, el BCE sostiene que garantizar el acceso al efectivo sigue siendo una responsabilidad crítica para los bancos. Desafortunadamente, el cierre de sucursales y la disminución del número de cajeros automáticos dificultan cada vez más este acceso.
Las implicaciones del apagón en España
El reciente apagón en la Península Ibérica sirvió como un recordatorio contundente de las limitaciones de nuestra dependencia de los sistemas de pago digitales. Durante este incidente, datos de CaixaBank Research y BBVA Research indicaron que el gasto con tarjeta se desplomó entre un 41% y un 42% en las regiones afectadas, mientras que el gasto nacional en comercio electrónico cayó un asombroso 54%. Esto contribuyó a una disminución general del consumo en España del 34% ese día.
El impacto económico del uso de efectivo
Las repercusiones económicas inmediatas fueron sustanciales, con estimaciones que colocan la pérdida directa del Producto Interno Bruto (PIB) entre 400 millones y 1.600 millones de euros. Como señala el BCE, el apagón transformó al efectivo de ser una de varias opciones de pago a convertirse en el único medio de pago para muchas personas.
Curiosamente, mientras que los retiros de efectivo en cajeros automáticos en las áreas afectadas cayeron el día del incidente, ocurrió lo opuesto en las regiones no afectadas, donde las personas retiraron efectivo anticipándose a posibles interrupciones futuras. De hecho, una encuesta indicó que el 39% de los españoles mantenía reservas de efectivo en casa precisamente para emergencias, lo que les permitió continuar realizando compras esenciales.
La relevancia perdurable del efectivo
La demanda persistente de efectivo, incluso en medio del auge de alternativas de pago digitales, habla volúmenes sobre su valor inherente. Mientras la sociedad continúa innovando y adoptando nuevas tecnologías, las características únicas del efectivo no pueden ser completamente replicadas o reemplazadas. Las recomendaciones del BCE nos recuerdan la importancia de mantener reservas de efectivo para la estabilidad personal y nacional en tiempos de crisis.
En conclusión, el llamado del BCE a que los individuos mantengan efectivo en casa no es simplemente una precaución; es una estrategia vital para la preparación ante crisis. A medida que navegamos por un mundo impredecible, garantizar que tengamos acceso a moneda física puede proporcionar una red de seguridad crítica durante emergencias.