El panorama económico para 2026 comienza a tomar forma con expectativas positivas. Un informe de UBS señala que las condiciones que dominaron en 2025, marcadas por tensiones geopolíticas y presiones inflacionarias, están a punto de cambiar. Se prevé un año de aceleración global, donde la combinación de innovaciones tecnológicas y políticas fiscales más flexibles jugará un papel fundamental.
Impacto de la inteligencia artificial en la economía
Un concepto clave en las proyecciones de UBS es la “velocidad de escape”. Este término describe cómo la economía global puede liberarse de la pesada carga de la deuda gracias a un nuevo auge en la tecnología innovadora.
Pero, ¿realmente puede la inteligencia artificial, combinada con un estímulo fiscal y políticas monetarias más flexibles, ayudar a los mercados financieros a enfrentar los retos que plantea la deuda y la desglobalización?
Perspectivas de inversión en inteligencia artificial
Los expertos de UBS muestran un enfoque optimista hacia el futuro de la inteligencia artificial. Se espera que las inversiones en este sector alcancen la impresionante cifra de 571.000 millones de dólares para 2026. ¿Te imaginas? Esto representa un total acumulado de 4,7 billones de dólares desde 2025.
Este capital no solo se destinará a centros de datos, sino que también abarcará un espectro más amplio. Las inversiones incluirán la automatización de trabajos, el uso de robots humanoides y la integración de sistemas de IA en diversas industrias. Esta evolución tecnológica promete transformar la manera en que trabajamos y vivimos.
Se estima que, si las empresas logran captar el 10% del valor generado por la automatización, los ingresos anuales derivados de la IA podrían ascender a 1,5 billones de dólares. Aunque esta evolución está en sus primeras etapas, su potencial para transformar los mercados es innegable. UBS señala que la adopción generalizada de la IA será el principal motor del crecimiento en las bolsas de valores en 2026.
Proyecciones de crecimiento de los mercados
Las expectativas de UBS indican que los mercados globales podrían experimentar un aumento aproximado del 15% en 2026. En su escenario base, se prevé que el S&P 500 alcance los 7.700 puntos, el EuroStoxx 50 los 6.200 puntos, y el MSCI Emerging Markets los 1.560 puntos.
Inversiones en materias primas
Además de las acciones, UBS sugiere aumentar la exposición a materias primas. La creciente electrificación y la demanda de metales industriales, impulsada por el desarrollo de centros de datos, están elevando la necesidad de recursos como el cobre. Se estima que el precio del cobre supere los 13.000 dólares la tonelada debido a un déficit creciente. En un entorno de alta volatilidad política y monetaria, el oro se mantiene como un pilar defensivo.
Perspectivas macroeconómicas por región
Para que estas proyecciones se materialicen, la economía global debe sostenerse. En Estados Unidos, se espera un crecimiento del 2% en el PIB. Durante la primera mitad del año, el país enfrentará presiones comerciales y un mercado laboral más débil. Sin embargo, se anticipa que la segunda mitad sea más optimista, gracias a recortes de tasas y estímulos fiscales.
En la Eurozona, se proyecta un crecimiento del 1,1% para el próximo año. Este aumento será impulsado por un incremento en el consumo y un ambicioso plan de inversión en Alemania. Este plan movilizará más del 20% del PIB en áreas como infraestructura y defensa. Además, si se logra consolidar un alto el fuego entre Rusia y Ucrania, la región podría sorprender con resultados positivos en 2026.
Riesgos potenciales a considerar
A pesar de las proyecciones positivas, hay riesgos que podrían desviar el optimismo del análisis. La posibilidad de decepciones en el sector de la inteligencia artificial sigue presente, así como un repunte inesperado en las presiones inflacionarias. Aunque el escenario más probable es una normalización hacia niveles controlables, los precios podrían superar el 3%-4% en un giro sorpresivo. Además, las relaciones comerciales entre China y Estados Unidos podrían deteriorarse nuevamente, complicando aún más el panorama.
El 2026 se perfila como un año de transformación económica, impulsada por la inteligencia artificial y unas políticas fiscales más generosas. No obstante, será crucial que los inversores estén atentos a los posibles riesgos que pueden surgir en este contexto cambiante.