En el actual panorama financiero de Brasil, un número creciente de gestores de fondos expresa su preocupación por el aumento de las inversiones en el sector de renta fija. Este fenómeno ha sido impulsado por la búsqueda de rendimientos más altos, niveles que no se observaban en casi dos décadas.
Un punto destacado son las letras financieras subordinadas, que han captado la atención, ya que los bancos las utilizan para captar capital regulatorio.
La situación se complica en un contexto donde la tasa de referencia se sitúa cerca del 15%, la cifra más alta desde 2006.
Este escenario ha llevado a los inversores a exigir una menor prima por el riesgo, lo que se traduce en una notable disminución de los diferenciales de crédito de estos instrumentos. Con el inicio de un análisis más profundo, muchos gestores profesionales están reconsiderando su exposición a estos activos financieros.
El panorama actual de las letras financieras subordinadas
Las letras financieras subordinadas, equivalentes a los bonos AT1 en otros mercados, han experimentado un notable incremento en su emisión. Entidades como Banco Bradesco e Itau Unibanco están a la vanguardia de este crecimiento. Pese a que estos bancos son considerados más seguros que el propio gobierno brasileño, la reciente disminución de los diferenciales ha generado incertidumbre sobre la viabilidad de estas inversiones.
Riesgos inherentes a la inversión en letras financieras
Estos instrumentos son particularmente singulares, ya que no cuentan con un vencimiento fijo y sus tasas de interés son revisadas periódicamente. Esta característica permite a las instituciones financieras posponer la amortización si deciden no ejercer la opción de recompra, una práctica que suelen llevar a cabo en la primera fecha de call.
No obstante, la situación actual genera dudas sobre si las entidades bancarias seguirán comprando estas obligaciones cuando el banco central de Brasil decida iniciar recortes en las tasas de interés para impulsar el crecimiento económico. En este contexto, los inversores podrían verse expuestos al riesgo de permanecer atrapados en bonos cuyos cupones podrían disminuir, mientras que su vencimiento se prolonga indefinidamente.
Desafíos para los inversores en el mercado
Raphael Nascimento, experto de Fitch Ratings, ha indicado que muchos en el mercado parecen haber subestimado ciertos riesgos. A pesar de esto, el crecimiento sostenido de los últimos años ha resultado en una mayor demanda de estas letras. Este aumento en la inversión ha sido significativo, especialmente tras la pandemia, cuando el banco central aumentó las tasas para controlar la inflación, llevando a los inversores a buscar refugio en fondos de renta fija.
Con más de 100 emisores activos en este tipo de deuda, la cifra se ha más que duplicado en los últimos cuatro años. A pesar de este crecimiento, los cinco principales bancos continúan dominando el mercado. Sin embargo, los gestores de activos en ciudades clave como São Paulo y Río de Janeiro han comenzado a limitar su exposición, conscientes de los riesgos asociados.
Perspectivas futuras y recomendaciones
Los analistas señalan que, ante una inflación que se modera y un crecimiento económico proyectado a la baja, es probable que el banco central inicie un ciclo de recortes de tasas en un futuro cercano. Esta situación genera incertidumbre sobre si los bancos continuarán comprando estos bonos en las primeras oportunidades, tal como ha sido la costumbre.
Ante la estrechez de los diferenciales, las instituciones financieras podrían carecer del incentivo necesario para refinanciar si las tasas de interés disminuyen, especialmente con la aparición de nuevas emisiones que ofrezcan condiciones más atractivas. Esta realidad podría colocar a los inversores en una situación complicada, en particular si sus cupones variables empiezan a decrecer mientras que la duración de sus inversiones se alarga.
Ricardo Colin, de MAG Investimentos, ha señalado que las recompensas actuales no son suficientes para asumir estos riesgos. Además, el incremento en la emisión de bonos podría conducir a que más inversores se expongan a un eventual retroceso en el mercado. “Los niveles actuales de diferenciales no son sostenibles, sobre todo para los bonos perpetuos”, concluyó Colin.